La nueva normalidad

Por primera vez en diez años desde que comencé este blog en Francia en 2010 (poco antes de venir a trabajar a España), escribo mi blog en español. Si eres inglés, busca un traductor: ¡es bastante fácil y los españoles tienen que hacerlo con suficiente frecuencia!  Y si eres inglés y has estado en España más de cinco años, naturalmente has leído el Quijote o al menos una página de Información de Alicante; así ¿por qué debería darte una traducción? 

Foietes - credit Honorato Algado
Personal sanitario, clínica Foietes Benidorm, mayo 2020 (crédito de foto Honorato Algado)

La nueva normalidad: no sé dónde se originó esta frase, pero supongo que proviene de los sospechosos habituales: los políticos. No hay problema: permítales felicitarse por haber inventado con éxito un eslogan propagandístico que todos los públicos utilizan, con seriedad, ironía, desprecio o licencia poética en YouTube. La nueva normalidad está aquí: hacemos de eso lo que queramos.

¿Done empezamos con esta nueva normalidad?  ¿Donde empieza la historia de esta “epoca”?  Pues para mí comienza un poco antes que COVID-19, en 2016 con el populismo irreflexivo que votó por el Brexit.  Elegir un nacionalismo tribal en lugar de cooperación con el mercado comercial principal marcó el final de la “normalidad”.  El crecimiento de un nacionalismo imperial nostálgico, con su llamamiento obvio a las masas para un comportamiento xenófobo (e incluso fascista), marcó el fin de mi respeto por un estado en cuyas fuerzas armadas había servido.  Los políticos no deben confiar en el patriotismo si la gente está informada: no es una emoción, es una elección moral.

Y la opción de no apoyar el liderazgo de su país tiene muchos precedentes honorables. Cito a Dietrich Bonhoeffer como un ejemplo entre muchos. Entonces, la nueva normalidad para mí comenzó al notar que mi país se había convertido en algo diferente y, francamente, desagradable.  La decisión de solicitar la ciudadanía española siguió naturalmente, pero no solo como un lugar de refugio.

Después de cuatro años de educación secundaria en Ibiza en la época de Franco y varias asignaciones de trabajo en España durante la transición, siento que me he ganado el derecho de llamarme alguien que ha crecido en y con España.  Mi abuelo participó en el desfile de despedida de las Brigadas Internacionales y escuchó a “La Pasionaria” llamándolo a él y a sus camaradas “héroes”. Pero mi politica no es de mi abuelo, aunque aquella historia de los voluntarios era muy romantica, porque he visto que aquellos “heroes” eran manipulados por un stalinismo ajeno al nazismo y tan peligroso.  (Es muy interesante: hay una lista de los voluntarios brítanicos en el sitio web de la asociación de Brigadas Internationales.  Mira cuántos de ellos están registrados como desertores: capturados y encarcelados por las autoridades republicanas: deserción era casi un virus en las trincheras republicanas. Algo iba mal: la desilusión de los brigadistas es un factor del que nadie habla, incluso hoy.)

Si me conceden pasaporte español a fines de este año (suponiendo que sobreviva a COVID-19 y no me deporten por escribir blogs subversivos), no puedo apoyar a la izquierda ni a la derecha en España, ¡y el centro liberal se ha derrumbado de todos modos! Afortunadamente, voy a convertirme en un ermitaño diocesano (bajo la regla de Canon 603) por lo que tal vez no debería estar demasiado preocupado en no saber como votar. Nadie va a una ermita para preguntar “¿De qué manera votaste en las elecciones?”

Pero me interesa mucho la pregunta.  La nueva normalidad es una epoca en que la politica es como una empresa permanentemente al borde de la bancarrota, dirigida por gerentes intermedios sin experiencia, que siempre parecen estar al borde de dimitir y regresar a sus jardines o buscar un curso de meditación zen, y dejar el ministerio de economia al nuevo entusiasta de trenta años con su masters plagiado del Complutense.

Y la nueva normalidad tambien empezo para mi en 2018 con la exposición “Rupestre” en el museo MARQ de Alicante. Hay algunas exposiciones que pueden cambiar la forma en que ves el mundo. “Rupestre” en el MARQ cambió mi perspectiva.  Literalmente.  Cuando miro las colinas a mi alrededor, veo personas neolíticas. En cada cueva, cada abrigo en la roca me llaman: “Estábamos aquí.”

¿Quienes estaban aqui?  Los primeros agricultores, los primeros europeos, los primeros fieles de una nueva epoca de religión.  Los testigos de un impulso religioso y una vocación artística en el hombre son las rocas de Alicante: estas magníficas masas de piedra caliza. Contienen la nueva normalidad. Y tenemos que volver a aprender la nueva normalidad. Es un poco tarde para mí: viví casi toda mi vida en la vieja normalidad: el mito del progreso.

Entre mis compostelas, mis crucifijos y mis libros de oración, hay un lugar para el recuerdo de “Rupestre”; un recuerdo de los granjeros neolíticos de estas colinas. Convertirse en ciudadano español es unirse a ellos para pertenecer a este lugar en este tiempo, esta nueva normalidad.

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Entonces, quizás, todos tenemos que encontrar lo que significa esta nueva normalidad para nosotros. No es lo que quieren decir los políticos. Irónicamente, quienes inventaron la frase no conocen su poder transformativa: y la transformación primero requiere que quitamos a los políticos de ayer y buscar los que entienden un poco mas de la nueva normalidad.